sábado, 23 de junio de 2007

Queimadores na noite de San Xoan

Y así fue como después de una semana de trabajo a pico y pala como condenado, llegó el Viernes y como buen currante decidí seguir currando pero esta vez al volante en dirección a Galicia. Fiel a nuestro instinto imprevisible decidimos Peggy y yo viajar a la costa galega en busca de algún recuncho (rincón en Galego) mágico. Yo tenía la vaga idea o intención de llegar al Castro de Baroña y allí hacer una queimada privada o pública. Llevaba todos los aperos necesarios para tal menester, traje de queimador incluido. Además habíamosvisto en la tele en el telediario lo riquísimas que estaban las sardinas asadas que se iban a consumir en las muchas cacharelas que se iban a celebrar en la costa galega. Mmmmm cuánto nos gustaría asistir a una de ellas.
En fin que allí llegamos, a la costa de Vigo a la puesta de sol. Pasamos por un super y compramos algunas viandas para sobrellevar la jornada. Nos hicimos unas fotos y nos dirigimos costa abajo hacia La Guardia. En mi alocada huida (del pico y pala) no me di cuenta que el castro de Baroña quedaba justo en dirección contraria... bueno.. no pasa nada. Llegamos al sacrosanto lugar del Castro de Santa Tecla, allí nos recibieron unos hermosos xabarís (jabalíes) visitamos el alto, nos hicimos unas fotos y descendimos a la playa de Camposancos, practicamente a ciegas pues nos perdimos entre las calles. Pero quisieron las meigas que fueramos a topar directamente a una cacharela donde estaba celebrándose una queimada enxebre. Nos unimos a la fiesta y allí pudimos degustar unas deliciosísimas sardiñas (las mejores que había probado en más de una década). Bueno, poco a poco fuimos arrimándonos hasta que le pedí al queimador que me deixara participar con él en outra queimada. Y así fue que nos subimos los dos al estrado y celebramos otra queimada conxunta. Inolvidable. Incluso saltamos a cacharela y disfrutamos del bonito ambiente lugareño. Luego buscamos un recuncho donde dormir a las orillas del Miño, donde casi desemboca este río en las aguas atlánticas. Allí con vistas al mar dormimos en el hotel Audi 100. Una noche maravillosa, tranquila, sin ruidos, tan solo algunos petardos de los últimos festeros... Pero aún nos esperaban interesantes sorpresas al día siguiente.


Al día siguiente subimos de nuevo al monte Santa Tecra. Nos tomamos un tiempo para visitar el museo arqueolóxico del lugar, un pequeño museo lleno de hermosas piezas pertenecientes a la cultura celta.. Luego compramos dos bonecas animadas: A Pateixa y a Voladoira, dos bruxas muy fermosas. Las metimos al coche y bajamos. Antes, como es costumbre, nos detuvimos a medio camino para coger unas follas de eucalipto. Subimos de nuevo al coche y se paró. Se paró tras caminar unos metros y no había manera de que arancara. Bueno íbamos cuesta abajo y le dejamos que siguiera su camino. Lo intentaba una y otra vez y no había manera. Un fallo inexplicable. Bueno, un tanto contrariados llamamos a la grua Mapfre y al cabo de unos 20 minutos nos vino la grúa y el hombre no pudo hacer nada por arrancar el vehículo. Nos subimos al aparato y nos llevó a su depósito, a las afueras de A Guarda. Bajó el coche del camión y fue a casa a por algo. En ese momento se me pasó una idea por la cabeza. ¿Y si fuera cuestión del seguro antiarranque del Audi? Me metí en el coche, lo activé y arrancó a la primera. ¡¡¡Bruuuuxaaaaaaassss!!! Así fue como nos gastaron la primera broma nuestras amigas al pararnos el coche de repente y por sorpresa. De modo que seguimos el viaje hacia Baiona y comimos en un banquito en el hermoso paraje de A Virxe da Barca. Luego visitamos el Pazo Fortaleza de Baiona y tras tomarnos unas fotos regresamos hacia Sahagún para picar al día siguiente.

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